jueves, 15 de febrero de 2018

DIARIO DE CREACIÓN: La libreta de las ideas


No sabía qué hacer contigo y, ahora, no sé que haría sin ti. Tardamos en encontrar nuestro sitio pero, finalmente, lo logramos: tú serías el soporte en el que inmortalizar el mundo de fantasía que vive en mi interior y yo el encargado de contártelo.

Qué lejanas quedan ya esas primeras páginas en las que, cuando ni tú ni yo sabíamos cómo encajar, fue la historia de los diversos templos de Almería los que garabatearon las lineas de tus hojas. Qué lejana queda la entrevista que le hicimos a D. Juan López y que casi nos dictó para que la guardaras manuscrita como una joya de la historia cofrade de Almería.

¿Sabes qué, libreta? Que ahora sé que estabas predestinada a ser el joyero de mis sueños. Que, ahora que veo cómo tus páginas se van agotando, lamento que no seas infinita.

Custodias unas sevillanas rocieras de XXV aniversario, una carta imposible dictada desde el cielo cuando mi padre subió a reunirse con mi madre... “La puertecilla de San Pedro” la llamamos, ¿Recuerdas? Custodias el resumen con el que escribir el guión de aquel documental rociero que nunca llegamos a producir, el boceto de los varales que imaginé para el palio del Primer Dolor, un canto para el ofertorio, otro para el aleluya, ¡Mi vara de romero! Por tener, tienes hasta una Salve que tiene por nombre rociero: ALMERÍA.

Tienes las páginas más tristes de 2017 y las más felices desde 2008...

Pero, sobre todo, eres el lienzo en el que se fraguó “El exvoto”, eres las entrañas mismas de una novela. ¡Cuántas noches de investigación en tus renglones! ¡Cuántas ideas! ¡Cuántos sueños! Ninguno de los dos imaginamos jamás que, de aquellos garabatos, nacería este proyecto. O, mejor dicho, ninguno de los dos llegamos a suponer lo duro que iba a ser parirlo. Y mira que, de dificultades, ya andábamos sobrados tú y yo con el pregón de Garrucha.

Tienes el privilegio de saber cosas de la novela que no sabe nadie más, de mantener para siempre tramas y argumentos que, descartados, no pasaron de tu interior pero que ahí siguen vivos para siempre. Tienes, querida libreta, el privilegio de haber sido la primera en imaginar conmigo Rocíos del Siglo de Oro, de haber visto a Baltasar Tercero a lomos de su caballo huyendo de una muerte segura, de haberme acompañado de acá para allá buscando la inspiración a deshoras y en cualquier lugar.

¡Tienes hasta tu pegatina del día de la Banderita! Eres de celulosa solidaria, de papel del cielo...

Estabas predestinada... Quien me la regaló lo dejó bien claro en la dedicatoria te escribió para que me saludaras al conocernos.

“Si la vida te da mil razones para llorar, demuestra que tienes mil y una para soñar. Haz de tu vida un sueño y, de tu sueño, una realidad”.


No hay comentarios:

Publicar un comentario